jueves, 20 de febrero de 2014

Balloons

¿Os acordáis cuándo de pequeños queríamos con todas nuestras fuerzas que papá o mamá nos comprasen un globo con alguna forma especial? Y, ¿ataban muy fuerte el globo a nuestras muñecas para que no se fuese volando? Al final, siempre conseguíamos desatar el nudo y agarrar la cuerda con la mano hasta que, un fuerte viento hacía que el globo saliese volando. Nosotros, lógicamente, pataleábamos y llorábamos pero nunca nos compraban otro globo.


La vida, la mía y la de cada uno de vosotros, esta representada en ese globo. Todo lo que ansiamos conseguir o hemos conseguido, todo lo que nos gusta y todo lo que nos merecemos. En definitiva, todo lo bueno que nos pasa, y, a veces, en consecuencia lo malo.

Desde pequeños nos enseñan a luchar por lo que de verdad queremos, y nos dejan muy claro que no es fácil lograrlo. Pero también que, si al final lo consigues, mayor es la satisfacción. El problema está en que no somos conscientes de que hay que cuidar las cosas y que, por mucho que ya sean tuyas, siempre van a necesitar de atención. Debes asegurarte de que tienes el cordel de tu vida bien anudado a tu muñeca, porque ráfagas de viento hay todos los días. Alguna, a menos que lo impidas, será lo suficientemente fuerte como para hacer volar tu globo. Y si eso ocurre, de nada servirá llorar o enfadarse porque, como bien dijeron papá y mamá: "Ya no te vamos a comprar otro globo".